LA LEYENDA DE LA RISA DEL HORNERO Y EL ORIGEN DEL FUEGO
Leyenda Wichi
Hoy te contaremos, una historia… un mito muy especial, que nos habla sobre una delicada ave, la cual tú y yo conocemos muy bien, pequeña, un colorcillo café claro, que cuando canta parece siempre estar riendo… ¿ya vas adivinando? ¡Yo creo que sí!, hablo del “hornero”, conocida también en algunos lugares como “Alonsito”.
Este lindo pajarillo, desde que apareció en nuestro hermoso planeta, ha sido un trabajador incansable, arquitecto de hermosos e inigualables nidos, que con paciencia y amor va dando forma. Pero así tanto como gusta de trabajar, disfruta mucho, pero mucho el reír, carcajea sobre la luna, las hojas, el viento, o lo que sea que pase por su mirada.
Esas ganas de reír, son lo que nos llevará a la historia de hoy….
Se dice que, hace muchos años atrás, cada vez que los animales hacían fiestas, no invitaban al hornero pues pensaban que se podía reír de ellos, entonces, marchaban silenciosos, esperando a que el risueño pájaro no escuchara sus pasos por los bosques.
Resulta que cierta vez, Itoj Pajla, también conocido como “el hombre de fuego” invitó a su hogar a todos los animales de bosque, quería que pasaran un rato agradable a la luz de la luna, comiendo una deliciosa cena preparada especialmente para cada comensal.
Contentos estaban los invitados de asistir a una fiesta del gran hombre de fuego, y como siempre se aseguraron de no invitar al hornero…. pero cuando pasaban sigilosos por donde el ave había construido su hogar, al quirquincho le dio picazón de nariz…. Insistentemente intentó contener su estornudo, tapando su boca con las manos lo mas que pudo… y cuando pensaba que lo había logrado…. ¡AAAAACHUS!!! Se escuchó tan fuerte que hasta los árboles se espantaron… y el hornero no fue la excepción, él también despertó, los vio tan bien vestidos, que de inmediato supo que iban a una fiesta.
Insistió tanto en querer ir, que la avispa, sin más remedio aceptó que los acompañara, no sin antes hacerlo prometer que no se reiría, bajo ninguna circunstancia de Itoj Pajla, pues su mal carácter era conocido por todos.
El hornero, o “Alonsito” tenía tantas ganas de ir, que aceptó, y partieron todos rumbo a la gran cena.
Los animales estaban asustados… nadie quería conocer la furia del hombre de fuego.
Al llegar a esa enorme mansión, Itoj Pajla estaba sentado y cada uno de los animales le pasaba su olla, entonces el las ponía sobre sus rodillas y de este modo el agua de la olla no tardaba en hervir.
El hornero estaba alrededor del Hombre de Fuego junto con los otros animales.
El suri era uno de los mas preocupados, y no dejaba de advertirle al pájaro que no debía reírse, aunque este ya le había asegurado, le había prometido mil veces que no lo haría.
Había un gran silencio en el lugar. El hornero miraba con asombro al Hombre de Fuego, sorprendido ya que este tenía todo el cuerpo cubierto de llamas, y lo miraba con tanto, tanto, tanto detalle, que se fijó que incluso que las partes íntimas de itoj pajla estaban llenas de fuego, y adivinen que…. ya no pudo contener la risa.
-¿Quién se ríe de mí? -quiso saber el Itoj Pajla.
-Ahora se va a quemar todo el mundo.
Y comenzó a lanzar fuego mientras todos huían. Las llamas se extendieron por todas partes, persiguiendo a los animales. La tortuga alcanzó a meterse en el agua y el fuego le pasó por encima. Los demás corrían hacia el mar. El suri y la chuña fueron los primeros en llegar. Parecía que el fuego ya alcanzaba a los otros, pero también llegaron a tiempo y se metieron en el océano.
El hornero tenía la culpa de eso, pero hasta hoy sigue riéndose.
La tortuga se quedó en el mar, convirtiéndose en la tortuga de agua.
Antes la gente no tenía fuego. Sólo Itoj Pajla lo tenía. Pero luego del incendio el fuego quedó en los árboles.
Ahora sabemos, que si el hornero no se hubiera reído, nosotros no tendríamos fuego.
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