El origen de la yerba mate (leyenda guaraní)

Cuentan los que saben, que cierta noche, Araí la nube intentaba convencer a Yací la luna para que bajaran un momento a la tierra, a la selva, para caminar y disfrutar del hermoso paisaje que siempre admiraban únicamente desde el cielo.

En un principio Yací, la luna, no estaba muy convencida, pero Araí, la nube, cuando quería, podía ser muy convincente.

Tanto insistió, que finalmente termino por convencerla y decidieron bajar a la Tierra en forma de dos hermosas mujeres.

Fascinadas estaban por la belleza de la selva, recorrían los sinuosos senderos entre la vegetación, encantadas con los colores, los olores, los sonidos de las aves, los insectos…. ¡Que preciosidad! Pensaban ambas.  Perplejas estaban observando un blanco y enorme búho, el que parecía brillar con la luz de las estrellas…  cuando de pronto un extraño y fuerte rugido las hizo saltar del espanto.
Atemorizadas miraban a todos lados Intentando averiguar de dónde provenía ese aterrador rugido. Con los ojos lagrimosos se acurrucaron a los pies de un frondoso árbol, mientras oían que algo se acercaba a paso firme por entre la vegetación, era nada más y nada menos que un enorme yaguareté, que se posó frente a ellas, amenazante con sus blancos colmillos y afiladas garras.

 A pesar del miedo, intentaron correr, pero la fiera les cortó el paso con un ágil salto.

Fua ahí cuando el yaguareté, de un salto, intentó abalanzarse sobre las muchachas, quienes solo atinaron a cerrar sus ojos, presintiendo lo peor… lo que no esperaba este animal, era que en el mismo instante en que daba el salto, una flecha surcó el aire, haciendo cantar el viento, hiriéndolo en un costado.

Era un viejo que en ese momento andaba por el lugar, vio el peligro que corrían las dos mujeres y sin perder tiempo disparó la flecha.

La bestia cayó herida, retorciéndose de dolor, pero… no había sido herida de muerte y enfurecida se abalanzó sobre su atacante, el que, con la destreza del mejor arquero, volvió a arrojarle otra flecha que le atravesó el corazón.

Ahora sí, el peligro había desaparecido. Yací y Araí habían recobrado sus primeras formas y ya estaban en el cielo convertidas en luna y nube.

 El viejo no las volvió a ver luego de lanzar la segunda flecha, volvió a su casa pensando que quizás, todo había sido una alucinación.

Sin embargo, esa noche mientras descansaba, Yací y Araí aparecieron en sus sueños y después de darse a conocer, agradecidas por su nobleza, le hicieron un regalo. En sus sueños le explicaron que cuando despertara, encontraría a su lado una planta, cuyas hojas debían ser tostadas para hacer una infusión. Esta bebida reconfortaría al cansado y tonificaría al débil.

El viejo despertó y, efectivamente, vio la planta a su lado.

Cosechó sus hojas y las tostó, tal como le habían dicho Yací y Araí. Aquella infusión era el mate, una bebida exquisita, símbolo de amistosa hermandad entre los hombres y mujeres, que hasta el día de hoy siguen disfrutando este delicioso ritual.


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El origen de la yerba mate (leyenda guaraní)


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