[Puedes ver este relato en formato de audio y video en el siguiente link, serás redirigido a Youtube: El mito del algarrobo, mito Quechua ]
Dicen los que saben… que hace muchos años atrás la tribu quichua era muy respetuosa y agradecida de virachocha, su máxima deidad, además veneraba con mucho fervor a inti, el sol, rendian tributo y agradecimiento a la Pachamama, por lo todo lo entregado para vivir…. Dicen que los quichuas nunca desatendía las tradiciones y obligaciones impuestas por sus Dioses.
Sin embargo, sin embargo, también cuentan que legó un día en que la tierra dio frutos de manera extraordinaria. las cosechas eran copiosas Abundaban el maíz y los vegetales por doquier, ,y, ante este brote de bendiciones, los quichuas, fueron dejándose embriagar por el ocio y de a poco olvidaron sus obligaciones con los dioses y el trabajo para rendirse al vicio,y la holgazanería.
El alimento era desperdiciado porque no se lo valoraba al ser tan fácil de conseguir.
El pueblo ciego ante los placeres terrenales se entregó al disfrute, bebían durante días, comían en exceso, y las horas que no dormían, las pasaban bailando.
Nadie pensaba que lo viveres, en algún momento se acabarían…
Cuando llegó la época de sembrar, a nadie le importo, seguían bebiendo como si nada.
Y dicen lo que saben, que Inti, al ver su comportamiento, y la falta de agradecimiendo, decidio castigarlos.
Entonces potenció sus rayos para secar ríos y lagunas, lagos y vertientes.
A Falta de humedad la tierra se endureció y ya no daba nuevos frutos, pero como aun quedaban alimentos y en las vasijas abundaba la chicha siguieron comportándose de manera insolente.
Pero un día el alimento empezó a diezmar, a acabarse y al tener que administrar cuidadosamente lo que quedaba, el hambre, la pena, y la miseria aparecieron en sus vidas.
La desesperación hizo que los quichuas volvieran rápido al campo, pero Inti no había terminado con ellos. La tierra seguía dura, no había como ararla, mucho menos como introducir semillas en ella.
Los animales morían hambrientos y lo que antes había sido un fertil campo verde, hoy se encontraba convertido en un desierto.
Los más pequeñitos cargaban injustamente con la falta de sus irresponsables padres y tenían hambre, estaban flacos y sucios.
Los que estaban enfermos o ya no soportaban la falta de alimento y agua morían silenciosamente sin que nadie pudiera ayudarlos.
El sol golpeaba con rayos que parecían látigos que laceraban el cuerpo de los aborígenes.
Pero un día se sintió un grito más desgarrado que todos los que se oían a diario. De una casa de piedras salió corriendo desesperada Urpila, una mujer que mortificada por la culpa corrió a la apacheta más cercana a implorarle a la Pachamama perdón por las faltas, por los agravios y a pedirle piedad por sus hijos que estaban muriendo de hambre y sed.
Depositó en el montículo como ofrenda unas pocas hojas de coca que pudo conseguir con mucho esfuerzo e imploró:
– Pachamama, Madre Tierra, Kusiyá…. Kusiyá
El llanto de la madre se mezcló con la desesperación de su corazón y prometió enmendar su mala conducta y sacrificar lo que hiciera falta con tal de salvar la vida de sus hijos.
Ya sin fuerzas se sentó en el suelo y apoyó su cuerpo en un árbol seco. Estaban tan cansada que pronto, durmió profundamente… en sus sueños apareció la Pachamama, quien, viendo que su arrepentimiento era sincero, le djjo que no temiera mas, pues el castigo ya terminaba, que el pueblo debia volver a sus labores, y lo mas importante, que buscara las vainas de ese enorme árbol en el que estaba apoyada, pues estass, saciarían el hambre de todos.
Al despertar Urpila encontró que nada había de nuevo y su corazón volvió a cubrirse de tinieblas, pero instantáneamente recordó las palabra de la Pachamama y la advertencia sobre el árbol, se volteó, miró el extremo superior del tronco y de las ramas que parecían secas, vio colgadas doradas vainas que le daban una esperanza de vida
Se puso de pie y recolectó todo los frutos disponibles hasta que entre sus brazos no hubo lugar para uno más. Se dirigió hasta el pueblo a toda prisa, al llegar, informó al resto de la milagrosa planta y los mandó a buscar sus frutos.
Mientras todos corrían en dirección al árbol, ella alimentó a sus pequeños con el tesoro que la Pachamama le había concedido.
Desde ese día en que el pueblo revivió se venera a aquel árbol sagrado que los salvó de la muerte y que tiene la capacidad de brindar pan y bebida.
Ese árbol venerado es el algarrobo, que tiene la virtud, además de las nombradas, de ser, en tiempos de grandes sequias, el único alimento de los animales.
[Puedes ver este relato en formato de audio y video en el siguiente link, serás redirigido a Youtube: El mito del algarrobo, mito Quechua ]
No hay comentarios:
Publicar un comentario