El puente del diablo, Jujuy, Argentina

 EL PUENTE DEL DIABLO 

El Puente del Diablo, que está casi frente a Tres Cruces, tiene una leyenda, una historia que me contaron los viejos y sabios nativos de aquellos lugares.

Es realmente una extraña, una singular obra este puente de piedra que une asombrosa y misteriosamente estos dos cerros. 

Y esa vieja historia, te la cuento ahora.

Dicen que, en tiempos de guerra, cierto atardecer venía una compañía de soldados, mejor dicho, lo poco que quedaba de aquella compañía de soldados huyendo junto a su general, estaban temeros
os, pues ellos eran muchos menos que sus persecutores.

El enemigo los perseguía sin darles tregua, sin darles respiro les pisaba los talones.

De pronto, los asustados soldados se metieron a un cerro, lo subieron con esfuerzo, y cuando se creían a salvo, se dieron cuenta de que ya no tenían más camino por donde continuar su huida.

El cerro terminaba abruptamente, al frente se veía otro, pero lejos, sin nada que los uniera.

No podían saltar los caballos de un cerro al otro porque abajo les esperaba un enorme precipicio. 

Saltar solo podía significar una muerte segura.



Cuando el general oyó que quienes los perseguían, habían ya entrado al mismo cerro, en su desesperación, dicen que dijo: 

- ¡Ay! Mi alma por un puente para cruzar al otro cerro, te juro que si aparece el diablo, ¡Aquí mismo! ¡Aquí mismo le doy mi alma! 

Dicen que estaba oscureciendo, que los sonidos del galope de los caballos enemigos se acercaban cada minuto un poco más.

De pronto la noche se tornó más oscura que nunca, y un extraño, enorme y elegante hombre a caballo se posó con firmeza al lado del general.

El negro caballo lo miraba con sus ojos rojos y un relinchar que parecía ser una especie de estruendo infernal.

- ¿Qué fue lo que me ofreció señor? – le dijo, usted me ofreció su alma, y estoy aquí para aceptar su oferta.

El general, más asustado de los soldados enemigos que de quien se presentaba como el mismísimo diablo frente a él, le dijo:

-

Si, si de verdad eres el diablo, te doy mi alma si nos ayudas a pasar al cerro de enfrente


El diablo lo miró a los ojos, y le propuso un trato, le dijo que si él terminaba un puente para atravesar de un cerro al
otro antes que el gallo cantara por tercera vez, era de él su alma y la de todos sus soldados, pero, si no podía terminarlo, aquellos hombres se salvaban y podían conservar su alma.

Nadie lo dudó, aceptaron aquella oferta, era la única esperanza de vivir que les quedaba.

De pronto, de la nada, la noche se convirtió en espesas tinieblas que no dejaban ver ni las propias manos, solo se escuchaba el sonido de cientos de pequeños seres que picaban piedras y se movían frenéticos, avanzando poco a poco intentando unir ambos los cerros. 

En eso estaban, los soldados sin poder ver nada, y los pequeños diablos trabajando, cuando de pronto, pasada la medianoche, se oyó el primer canto de un gallo.

Como aun no terminaban, el diablo les gritó con fuerza ordenándoles que redoblaran esfuerzos.

-

¡Más rápido! ¡Mas rápido! ¡Necesito estas almas! ¡Más rápido o se arrepintieran! 

y así lo hicieron, el ruidoso golpeteo sobre las piedras aumento.

 Al rato, se oyó el segundo canto del gallo.

- ¡si pierdo estas almas lo lamentaran! ¡piquen más rápido! 

Los trabajadores del diablo hacían lo imposible por cumplir las demandas se su amo, y, aunque parecía imposible, avanzaron mas veloces. 

Y cuentan, cuentan que, casi al amanecer, vieron los soldados, desesperados, que sólo faltaba poco más de una mano, el misero tamaño de una mano para que la punta del puente tocara con el otro cerro, cuando de pronto se oyó el salvador tercer canto del gallo, y como un milagro se acabó el trabajo. 

Dicen que se oyó algo similar a una gran explosión y se vio una humareda con olor a azufre, y así como llegaron, en menos de un segundo desaparecieron absolutamente todos los pequeños diablos, incluido el diablo mayor.


Fue así como se salvó el general y sus soldados, quienes durante toda la noche habían estado arrodillados, rezando y haciendo promesas a todos los santos de los que eran devotos. 

Con la luz del día pudieron cruzar el cerro gracias al puente creado por el diablo, se fueron lejos. Escapando antes que llegara el enemigo logrando salvar sus vidas, bueno, al menos por un pequeño, muy pequeño tiempo, pues dice, que el diablo nunca olvida.


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Puedes encontrar esta historia en formato de audio cuento, en el siguiente link: (Serás redirigido a Youtube)

El puente del diablo, Jujuy, Argentina


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