Las dos primeras, es decir, Esteno y Euríale eran inmortales, tenían sus cabezas rodeadas de serpientes, sus bocas llenas grandes colmillos blancos, manos de bronce y alas de oro. Pero lo más peligroso en ellas no era su cuerpo, sino más bien su mirada… sus miradas eran tan penetrantes que el que osaba mirarlas directo a los ojos quedaba de inmediato convertido en una estatua de piedra.
Sin embargo, Medusa, al contrario de sus hermanas, tenía un rostro y cuerpo humanos, y además era mortal.
Dicen que ella era bella como pocas, muy pocas, dueña de una larga y envidiable cabellera dorada que colgaba hipnotizante hasta sus caderas, poseedora de un fino y terso rostro que muchas deseaban, y además, unos ojos profundos que parecían tener el poder de embobar a cualquiera.
Sin embargo, a pesar de la cantidad de pretendientes que tenía, ella no estaba interesada en esas cosas del amor, tanto así, que con el correr de los años decidió convertirse en sacerdotisa y vivir en el templo de Atenea, la diosa de la sabiduría y la guerra para dedicar su vida a enseñar y transmitir a otras mujeres saberes como la religión y las buenas costumbres.
Dicen que en aquel templo pareció encontrar la paz, allí tenía una vida tranquila, serena alejada, muy alejada de las malas acciones de sus hermanas.
Sin embargo, lo que a veces parece un don, termina siendo un tormento.
Cuentan la hermosura de la joven era tanta, que no había dios, ni semidios que no quisiera estar con ella, tanto así que cierto día, el mismísimo dios de los mares, el mismísimo Poseidón, engañada la llevo a un abandonado y oculto lugar en el templo de Atenea, y en ese lugar, cobardemente abuso de ella.Cuando Atenea supo lo que había pasado, la furia la invadió al ver profanado su templo, sin embargo, y quizás dando rienda suelta a los celos que tenía de la hermosura de medusa, en lugar de culpar a Poseidón, decidió absurdamente desquitarse con la joven sacerdotisa.
Como castigo la convirtió en lo mismo que eran sus hermanas, le dio manos de bronce, alas de oro, enormes y blancos colmillos, para que nadie jamás volviese a sentirse atraído por ella, y su cabellera, su larga y sedosa cabellera fue transformada en horripilantes y amenazadoras serpientes para luego, sin piedad alguna desterrarla, obligándola a vivir lejos, en las tierras hiperbóreas.
En aquel lugar medusa volvió a vivir con sus hermanas, y al igual que ellas, su mirada también convertía en piedra a todo quien osara mirarla.
Pero aquí no termina esta historia.
Con el correr de las semanas, Atenea supo que luego del abuso de Poseidón, Medusa había quedado embarazada.
Esa noticia la puso aún más furiosa, y fue ahí, fue ahí entonces cuando decidió darle una misión a Perseo: Matar a la gorgona.
Para ello, sabiendo lo poderosa que era ahora medusa, le entregó a Perseo las sandalias con alas que Hermes le dio, el casco de invisibilidad de Hades, una espada y un escudo espejado para no tener que mirarla a los ojos.
El héroe fue a visitar las Grayas, las 3 ancianas vigilantes de la guarida de las gorgonas para que le dijeran donde se encontraba la cueva de las hermanas.
Se cuentan que estas monstruosas ancianas solo tenían un ojo y un diente, el que debían compartir entre ellas para poder vigilar, y que Perseo, astutamente aprovechando el momento en que una le pasaba el diente y el ojo a su hermana, los tomó y las amenazó con matarlas.
Ellas no tuvieron más opción que decirle donde se encontraban medusa y sus hermanas.
Fue así como Perseo cumplió su misión, esperó pacientemente a que Medusa se durmiera en su guarida y volando con sus sandalias logró ubicarse por encima sin tener que mirarla directamente solo observando el reflejo de su escudo. Al momento de alzar su mano, esta iba siendo guiada por Atenea y así cortó la cabeza de la joven en un solo acto.
Del cuello de Medusa salieron sus hijos, el caballo Pegaso y el gigante Crisaor.
Dicen que el héroe uso la cabeza de Medusa para rescatar a Andrómeda y poder matar a Polidectes, y luego mientras la llevaba a su destino final, gotas de sangre cayeron de la cabeza que llevaba celosamente guardada en una especie de cofre. De esas gotas fue que se crearon los escorpiones y las serpientes que viven en el desierto.
Al ver su poder, la sangre quedo en custodia los dioses, pues era tan poderosa, tan poderosa de su vena izquierda emanaba un veneno mortal y la de su vena derecha tenía características sanadoras que se utilizaría para resucitar a los muertos.
Cuando llegó donde la diosa Atenea, se la entregó, y ella la uso desde ese día como escudo en todas sus batallas.
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