Esta avecilla, aunque parezca contradictorio, es muy ansiada y a la vez muy temida por quienes buscar oro y plata en esos terrenos, ya que su avistamiento puede ser símbolo de buena fortuna, de riquezas y buen vivir, pero verlo también puede ser sinónimo de una triste, solitaria y fría muerte.
Hablo de… el alicanto.
El alicanto es una astuta ave de gran tamaño, de aleteo suave, casi siniestro, con trazas de brillo metálico entres sus plumas, ojos brillantes, un pico curvo, y garras fuertes y poderosas que usa para romper los metales.
Se dice que el brillo de sus alas depende exclusivamente si se está alimentando de plata o de oro, si emite un brillo plateado, está comiendo plata, por el contrario, si su brillo es dorado, es oro lo que está engullendo.
Si ha comido mucho no podrá retomar el vuelo en mucho rato, pero no te engañes, esto no lo hace más fácil de atrapar, pues tiene la capacidad de desaparecer en un rápido y simple pestañeo sin dejar rastro alguno de sus huellas.
A pesar de no ser un animal violento, es capaz de provocar el peor de los males a quien lo siga sin su permiso.
Pues, hablan, cuentan, dicen… que esta hermosa ave tiene la capacidad de poder conocer a las gentes, ya que cuando es visto y seguido al lugar en donde se alimenta, si siente que el minero o minera que la encontró tiene buenas intenciones, le dejará tomar parte de su alimento y le mostrará el camino de vuelta a casa, volviendo rica a aquella persona.
Por el contrario, si esta persona es ambiciosa, probablemente intente atrapar al alicanto o al menos quitarle todo su alimento, será en ese momento cuando aquella valiosa ave, más rápido que un suspiro desaparezca junto con su brillo y su comida, dejando al desgraciado abandonado en medio de la nada, solitario implorando al cielo, mientras el frio lo abraza y consume lentamente.Dicen que solo la virgen de punta negra es capaz de ayudarlo a volver a casa, eso sí, sin una pisca de oro, con la locura carcomiéndole la sesera minuto tras minuto, y el alma repleta de miedos.
Si algún día tienes la suerte, o quizás la desgracia de verlo, es mejor que no lo sigas, no vayas a ser tu quien termine solo, triste orate y congelado en la inmensidad de aquellas arenas, mientras a lo lejos ves como el alicanto se escapa brillante en lento vuelo, para no volver a verlo jamás.
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Recuerda que puedes encontrar esta historia en forma de audiocuento en el siguiente link de Youtube:
El mito del Alicanto, mito del norte de Chile
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