Con el correr de los años, y más aun con la muerte del rey Asterión, la discusión sobre quien de los tres debía convertirse en el nuevo monarca de Creta se hacía cada vez más y más recurrente.
Eso sí, uno de ellos llevaba la delantera, Minos, (cuyo nombre en cretense de hecho significa “rey”). Minos llevaba años vociferando a los 4 vientos que contaba con el apoyo y autoridad de los dioses para convertirse en rey, decía que él podía pedir a los dioses lo que él quisiera, y estos, encantados de complacerlo, le cumplirían sus caprichos, sean cuales fueran.
Fue así entonces como cierto día, dispuesto a impresionar a todos, mientras se disponía a hacer un sacrificio al rey de los mares, Poseidón, se atrevió a pedirle a este, un enorme y formidable toro blanco, prometiéndole sacrificarlo a él mismo en cuanto aquel toro apareciera.
Al ver a la formidable bestia saliendo de entre las aguas, el pueblo de Creta no pudo cuestionar ni mucho menos ir en contra del deseo de los dioses, de esa forma Minos se convirtió sin mucha resistencia en el nuevo soberano de Creta.
Para gobernar en paz, expulsó a sus dos hermanos, a los que por cierto volvería a ver en el inframundo, pero esa, es otra historia.
Resulta que, al ver la hermosura y fiereza del toro entregado por Poseidón, decidió engañarlo.
Se quedaría con aquella enorme bestia, y sacrificaría a otro toro en su lugar.
El problema es que Posesión no era tan inocente como Minos pensaba, y se dio cuenta de inmediato del intento de aquella traición, entonces, enfurecido con la arrogancia y soberbia del rey, decidió castigarlo.
Para ello pidió a Afrodita, la diosa del amor y la belleza, que infundiera deseo por aquel enorme toro a quien fuera la esposa de Minos, Pasífae, y ella, así lo hizo.
De aquella unión nació un extraño ser con cuerpo de hombre y cabeza de toro, a la que llamó Asterión.
Pasífae intentó en los primeros años educar a la criatura como si fuese un humano normal, Sin embargo, el tiempo se encargó de demostrarle que no se trataba de una persona, si no más bien, de un monstruo.Con el correr de los días le era más y más difícil alimentarlo, ya no aceptaba leche o alimentos comunes, así, poco a poco, casi sin darse cuenta comenzó a disfrutar de la carne humana…
Esa es la criatura que comenzó a causar terror entre los habitantes de creta y a ser conocido desde esos tiempos, hasta nuestros mismísimos días, como el salvaje y temido minotauro.
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